Una vez, hace tiempo,
una vidente me dijo:
"A ver, dame la mano"
La vidente me dijo: "Oh, tienes abuelo italiano.
Ah, harás muchos viajes, vivirás muchos años.
Serás muy dichosa.
Viajes, veo muchos viajes, todos bien sucedidos.
Viajar, viajar, viajar, ese es tu destino"
A la vieja gitana, miré de reojo, y le dije:
"Vamos, vidente, mírame de nuevo la mano
y decime algo más porque, ¿sabés que pasa?,
a mí, viajar, me tiene harta "
Yo extraño mi ciudad.
Las luces de mi ciudad.
Su brillo, su resplandor.
No puedo olvidar
las luces de mi ciudad.
Yo extraño ese resplandor.
Que hace que mi ciudad
brille más que el sol.
Es tan lindo San Francisco
pero extraño el Obelisco.
Mi ciudad.
Me voy para mi ciudad.
Las luces de mi ciudad
Me están llamando, me llaman.
Yo sé que Florencia es bella
cuando salen las estrellas,
pero quiero ver el cielo
de las noches de Pompeya.
Mi ciudad.
Las calles de mi ciudad.
Su brillo, su resplandor
y esa humedad.
Yo extraño mi ciudad.
Los locos de mi ciudad
que por Callao ven la luna rodar.
En París hay lindos puentes
pero no es calle Corrientes.
Mi ciudad.
Me voy para mi ciudad.
Las luces de mi ciudad
me están llamando, me llaman.
Qué bien huelen los jazmines
bajo el sol de Andalucía,
pero yo extraño el aroma
que hay en nuestras pizzerías.
Mi ciudad.
El río de mi ciudad.
Su brillo, su resplandor,
su suciedad.
Yo extraño mi ciudad.
La gente de mi ciudad.
Que nunca se va a dormir
para soñar.
Los domingos en el Rastro
no son como en el Abasto.
Mi ciudad.
Me voy para mi ciudad.
Las luces de mi ciudad
me están llamando, me llaman.
Sus letreros luminosos
y esos hombres tan hermosos.
Basta de Quinta Avenida,
llévenme a andar por Florida.
Antes de que sea tarde
quiero estar en Buenos Aires.
Espérenme, voy para allá.
Yo quiero estar en mi ciudad.